El presidente libanés, Michel Aoun, pidió un cambio en el sistema político del país y el abandono del principio confesional de formación del poder, convirtiendo así al Líbano en un Estado laico.
"Hago un llamado a la proclamación del Líbano como un Estado laico", dijo Aoun durante un discurso televisado en el que reconoció la necesidad de "cambiar el sistema". El presidente aseguró que el Líbano necesita un nuevo entendimiento en la gestión de sus asuntos que se basaría en la ciudadanía y la laicidad del Estado.
Aoun señaló que, debido a la división del poder en función de las confesiones, el Líbano ahora representa varias repúblicas, y no una. De acuerdo con la Constitución libanesa, todos los órganos gubernamentales del país están asignados a ciertas confesiones, y solo sus representantes tienen derecho a dirigirlas.
Desde la Presidencia libanesa también anunciaron que el lunes se convocarán consultas con bloques parlamentarios para designar un nuevo primer ministro, luego de que el Gobierno renunciara a principios de este mes luego de la catastrófica explosión en el puerto de Beirut. Se espera que este puesto lo ocupe Mustapha Adib, embajador del Líbano en Alemania, después de que recibiera el apoyo de un influyente grupo de ex primeros ministros del país, recoge Al Jazeera.
Este viernes, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, instó a las autoridades libanesas a iniciar reformas estructurales de "emergencia" y formar un nuevo Gobierno, advirtiendo de que "el país está al borde de la miseria, al borde de un abismo". Si no se garantizan las reformas esenciales, "la comunidad internacional no estará ahí", advirtió el ministro.
El 4 de agosto, más de 170 personas murieron y al menos 6.000 resultaron heridas tras el potente estallido de una peligrosa carga almacenada en el puerto de la capital libanesa. Decenas de miles de personas quedaron sin hogar. La ONU instó a la comunidad internacional a recaudar 565 millones de dólares para ayudar a la población del Líbano, gravemente afectado por la explosión.
Tras la explosión se organizaron protestas masivas en Beirut. Los manifestantes asaltaron varios ministerios, lanzaron piedras y bloquearon una calle cerca del Parlamento. El 10 de agosto, el primer ministro del Líbano, Hassan Diab, anunció la dimisión del gabinete.
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