sábado, 26 de septiembre de 2020

Desde la oficina del presidente surcoreano exigieron "adoptar medidas rápidamente para aumentar aún más" la vigilancia en el mar Amarillo para evitar que un incidente como este vuelva a ocurrir. Corea del Sur demandará que Corea del Norte lleve a cabo una nueva investigación del asesinato por los militares norcoreanos de un funcionario de Seúl, que había desaparecido el lunes en el mar Amarillo, debido a las diferencias en las versiones que tienen ambos países, declararon este 26 de septiembre desde la Casa Azul. "Ya que existen diferencias entre la explicación de Corea del Norte y el análisis de nuestra inteligencia, hemos decidido continuar nuestra investigación del incidente para revelar la verdad", reza su comunicado, citado por la agencia Yonhap. Desde la oficina del presidente surcoreano exigieron "adoptar medidas rápidamente para aumentar aún más" la vigilancia en el mar Amarillo para evitar que un incidente como este vuelva a ocurrir. Una de las discrepancias consiste en la pregunta de si el funcionario asesinado trataba de desertar hacia Corea del Norte. Yonhap recoge que militares surcoreanos afirmaron que intentaba hacerlo, mientras que Pionyang señaló que "el intruso ilegal iba a huir", desobedeciendo las órdenes del servicio de seguridad. Asimismo, se desconoce quién ordenó abrir fuego. Los militares de Seúl aseguraron que los disparos se efectuaron de conformidad con "ordenes de una autoridad superior", pero Corea del Norte afirmó que la decisión al respecto fue tomada por el comandante de un barco de patrulla, que actuó conforme con su código de conducta. Este 24 de septiembre, el Ministerio de Defensa de Corea del Sur declaró que Pionyang "encontró al hombre en sus aguas y cometió un acto de brutalidad al dispararle y quemar su cuerpo". El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ofreció sus disculpas a Seúl por el asesinato. De acuerdo con Suh Hoon, director de Seguridad Nacional surcoreano, Kim aseguró que "lo siente mucho" por "decepcionar" al presidente del país vecino, Moon Jae-in, y sus ciudadanos. Asimismo, desde Pionyang prometieron adoptar medidas para prevenir que un suceso de esas características vuelva a ocurrir.

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