LONDRES (Reuters) - La presión sobre el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, aumentó el martes tanto en el interior como en el exterior del país, mientras se profundiza la disputa entre su Gobierno y Occidente.
El veterano político Akbar Hashemi Rafsanjani criticó a Ahmadinejad por no contrarrestar el impacto de las sanciones económicas, en la última señal de división en la dirigencia gobernante iraní.
Las palabras de Rafsanjani se sumaron a las acusaciones del jefe de la agencia nuclear de la ONU de que las autoridades iraníes estaban dificultando el monitoreo del controvertido programa nuclear de Teherán.
Y en otro revés para el mandatario, un diplomático de la embajada iraní en Bélgica anunció que estaba buscando asilo en Noruega. Fue el segundo miembro del servicio exterior de la república islámica en dejar su puesto y sumarse a la oposición en el exilio esta semana.
Sin embargo, el presidente se mostró capaz de vencer a algunos rivales internos, por ejemplo con la liberación de una estadounidense que había sido detenida junto a dos compatriotas por supuesto espionaje.
Sarah Shourd, que estuvo detenida en Irán durante más de un año, dejó el país el martes luego de ser liberada bajo fianza, dijeron una fuente diplomática en Irán y un portavoz ministerial del Gobierno suizo.
Funcionarios indicaron la semana pasada que Shourd sería liberada el sábado, después de lo que los medios definieron como la intervención personal de Ahmadinejad. La justicia iraní luego bloqueó inesperadamente su liberación, diciendo que el proceso legal no estaba completo.
Las divisiones entre la dirigencia clerical han quedado cada vez más en evidencia en los últimos meses, luego de que se desvanecieron las protestas opositoras por la reelección de Ahmadinejad en junio del 2009.
Rafsanjani, jefe de un poderoso organismo clerical, dijo que la república islámica estaba bajo una presión global sin precedentes y que el Gobierno se equivocaba en desechar las sanciones como inofensivas.
No nombró al presidente, que calificó a las sanciones de "patéticas" y tan efectivas como un "pañuelo usado". Pero en un mensaje ante una reunión de clérigos, dijo: "Caballeros, tienen que estar atentos y ser cuidadosos. No minimicen las sanciones (.) la gente no debe ser engañada."
Impulsadas por Washington, las nuevas sanciones apuntan contra los servicios financieros y el sector energético, afectando la capacidad de Irán de importar gasolina y obtener inversiones extranjeras.
En una nueva señal del deterioro de las relaciones entre Irán y la Agencia Internacional de Energía Atómica, el director general Yukiya Amano dijo el lunes que Teherán no había cooperado lo suficiente con la agencia al rechazar admitir algunos inspectores.
(Reporte adicional de Fredrik Dahl en Viena y Samia Nakhoul en Londres, editado en español por Juana Casas)
El veterano político Akbar Hashemi Rafsanjani criticó a Ahmadinejad por no contrarrestar el impacto de las sanciones económicas, en la última señal de división en la dirigencia gobernante iraní.
Las palabras de Rafsanjani se sumaron a las acusaciones del jefe de la agencia nuclear de la ONU de que las autoridades iraníes estaban dificultando el monitoreo del controvertido programa nuclear de Teherán.
Y en otro revés para el mandatario, un diplomático de la embajada iraní en Bélgica anunció que estaba buscando asilo en Noruega. Fue el segundo miembro del servicio exterior de la república islámica en dejar su puesto y sumarse a la oposición en el exilio esta semana.
Sin embargo, el presidente se mostró capaz de vencer a algunos rivales internos, por ejemplo con la liberación de una estadounidense que había sido detenida junto a dos compatriotas por supuesto espionaje.
Sarah Shourd, que estuvo detenida en Irán durante más de un año, dejó el país el martes luego de ser liberada bajo fianza, dijeron una fuente diplomática en Irán y un portavoz ministerial del Gobierno suizo.
Funcionarios indicaron la semana pasada que Shourd sería liberada el sábado, después de lo que los medios definieron como la intervención personal de Ahmadinejad. La justicia iraní luego bloqueó inesperadamente su liberación, diciendo que el proceso legal no estaba completo.
Las divisiones entre la dirigencia clerical han quedado cada vez más en evidencia en los últimos meses, luego de que se desvanecieron las protestas opositoras por la reelección de Ahmadinejad en junio del 2009.
Rafsanjani, jefe de un poderoso organismo clerical, dijo que la república islámica estaba bajo una presión global sin precedentes y que el Gobierno se equivocaba en desechar las sanciones como inofensivas.
No nombró al presidente, que calificó a las sanciones de "patéticas" y tan efectivas como un "pañuelo usado". Pero en un mensaje ante una reunión de clérigos, dijo: "Caballeros, tienen que estar atentos y ser cuidadosos. No minimicen las sanciones (.) la gente no debe ser engañada."
Impulsadas por Washington, las nuevas sanciones apuntan contra los servicios financieros y el sector energético, afectando la capacidad de Irán de importar gasolina y obtener inversiones extranjeras.
En una nueva señal del deterioro de las relaciones entre Irán y la Agencia Internacional de Energía Atómica, el director general Yukiya Amano dijo el lunes que Teherán no había cooperado lo suficiente con la agencia al rechazar admitir algunos inspectores.
(Reporte adicional de Fredrik Dahl en Viena y Samia Nakhoul en Londres, editado en español por Juana Casas)
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