sábado, 5 de junio de 2010

Las nuevas autoridades municipales que asumirán a partir del 16 de agosto venidero tendrán que enfrentar problemas que son urgentes para la convivencia de la ciudadanía, como es el caso de la implementación de un eficiente sistema de drenaje pluvial, ordenamiento territorial, problemas que gravitan en esta ciudad que crece de forma acelerada.


Los que habitan en Santiago conocen muy bien que cuando llueve el desenvolvimiento del tránsito se convierte en un gran caos, debido a las inundaciones urbanas que se producen, sobre todo en el casco urbano, porque no es sólo en los barrios periféricos.




Esta situación se registra, porque no existe un adecuado sistema de alcantarillado pluvial, que permita que cuando llueva, el agua pueda fluir con la rapidez, evitando así la acumulación de las mismas en calles y avenidas y por ende el caos en el tránsito.




Avenidas como la Circunvalación Sur, en el tramo comprendido entre la zona franca y el puente Juan Mateo Pelón, la Salvador Estrella Sadhalá en la intersección de la 27 de Febrero y la Imbert en Gurabito y frente al desparecido Instituto de Estabilización de Precios en Cuesta Colorada, cada vez que llueve en Santiago son convertidas en una laguna.




Por ende a ellos se suma las inundaciones que se producen en los barrios periféricos, como el Ingenio Arriba, frente al cementerio Cristo Vivo, barrio Duarte, Cienfuegos, La Gloria, Bella Vista, Rafey, Fondo de la Botella y otros que comparten con las cañadas que atraviesan la ciudad.




Hay que señalar que además del aporte de las autoridades para resolver ese problema, están también el de la ciudadanía, que por falta de conocimiento lanzan la basura a la corriente, lo que provoca que los pocos imbornales existentes se tapen y el agua tiene que correr por las calzadas o calles, por lo que se requiere de una parte educativa.




Otro de los problemas que persisten en Santiago de carácter municipal, es el crecimiento desorganizado de la ciudad, con la creación de nuevos asentamientos humanos, sin la debida planificación, creando un gran problema.




El levantamiento de estos nuevos conglomerados humanos exige de las autoridades la ampliación del sistema de alcantarillado sanitario y las redes de las tuberías del agua potable, éstos últimos responsabilidad de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN). Pero a ese problema se suma el crecimiento de la ciudad hacia lugares donde se ha aconsejado no construir como es el caso de la cercanía a la falla de la cordillera Septentrional, en las inmediaciones de Jacagua y Gurabo, donde las personas construyen sin las regulaciones de lugar.




Estos problemas deben ser enfrentados con carácter por las nuevas autoridades, porque Santiago cuya población ronda los 600 mil habitantes en el casco urbano y zonas aledañas, no puede continuar viviendo en medio del caos y expuesto a ser arrasado por el agua cuando se producen lluvias.




Félix Parra

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